Thursday, December 14, 2006

"Esto, no es serio"


En una época en que parece que el Derecho regula todos los supuestos posibles de la vida cotidiana - al menos en el ámbito que admite alcanzar- para bien o para mal (queda claro que para mal) y que, además, el legislador -esa figura retórica de la que tanto se habla- alardea de tender hacia las minorías o, al menos, hacia los débiles, debería parecernos imposible que ocurrieran ciertas situaciones.

Y es que si, vale, estoy indignado. Hace un mes que tengo la entrada para el concierto de Babyshambles aquí, en Madrid -por una vez tomé la precaución, e innegable molestia, de recoger las entradas con la antelación suficiente- y hoy se me ocurre mirar en la página web del distribuidor -usurera empresa cuyo nombre no cabe mentar- y veo que, entre alegres exclamaciones, te advierten que ¡El concierto se ha cancelado!, que simpáticos.

Esto es, ni una nota, ni una excusa, mera argumentación. Simplemente se ha cancelado, y punto. Los que habéis sacado la entrada, os fastidiais, y ya veremos si os devolvemos el dinero (mirar las condiciones en el anverso de la entrada es espeluznante, se reservan todos los derechos posibles y atacan al consumidor hasta límites insospechados aprovechándose de la ilusión de un público que todo lo paga).

El hecho de que no te den una explicación, aunque sea una muletilla preparada de antemano, puede entenderse, eso sí -y poniéndonos en lo mejor- como una falta de educación. Pero que cancelen los conciertos a sus anchas, cuando les venga bien, sin miramiento alguno, en el momento y hora que decidan sin pensar en las repercusiones y perjuicios que ocasionan, no es admisible. Que no exista una regulación, parece aberrante.
Si bien es verdad que ya se pospuso el concierto -que iba a ser en noviembre- y que, de alguna manera, se puede comprender, no podemos afirmar lo mismo de cancelarlo, sin más, un "os jodéis" indirecto y endémico.

El hecho es que, ya que estaba viendo la página, he mirado otros conciertos. Qué gracia, la mitad, aproximadamente, están cancelados. Este es su juego, tu pagas y cumples nuestras condiciones, nosotros, no prometemos nada y además jugamos contigo.

Es reseñable el hecho innegable de que, conforme a derecho, debería estar protegido el consumidor, como lo está en otras ramas, y debería poder reclamar indemnización -aunque sean dos euros, pero, en primer lugar por "derecho al pataleo", y en segundo, para que ellos también se la jueguen alguna vez, y que, además, se lo piensen dos veces a la hora de cancelar un evento- (si el artista lo cancela, la empresa distribuidora debe correr con el riesgo, ya que nadie la ha obligado a negociar ese concierto).

Y en cuanto a los artistas, ciertamente es comprensible el cancelar algún concierto -más bien lo correcto sería que no existiese la cancelación y tan sólo la posposición- pero también es cierto que se trata de su trabajo, y el resto de humanos, gente llana y sencilla, pero que también existe, acudimos a diario a nuestro trabajo y, de no hacerlo, sufrimos las repercusiones pertinentes. ¿No sería correcto exigírselo a los artistas, exceptuando determinados casos que admitan cancelación?.
En cuanto a que no debería existir la cancelación y tan solo la posposición de los conciertos se razone, ejemplificando, mediante el siguiente razonamieno: si A hace una oferta a B y B la acepta, ambos están obligados recíprocamente y, si uno de los dos no cumple con su parte, está obligado a resarcir los daños o indemnizar al otro.
Si un artista nos hace la oferta de un concierto, y nosotros la aceptamos obligándonos para con él (nuestra obligación consiste en el pago del precio -la entrada-), ¿no es perfectamente exigible, no solo moralmente sino también conforme a derecho, que él cumpla la suya?

En definitiva...solo me queda ir a ver si me devuelven mis 22 euros correspondientes, que como dice mi amiga COCO, son cuatro copas (y cuatros copas, son cuatros copas...)

1 comment:

carola said...

pobre adolescente